¿Cómo nos comunicaremos en el Futuro? CNS: Comunicación No Simbólica - Capítulo 8 (2ª Parte)
- Por Javier González
- 23 jul 2015
- 3 Min. de lectura
CAPÍTULO 8 (II): OTRO TIPO DE SÍMBOLOS
Las Matemáticas: ausencia de ambigüedad
Distingamos, en primer lugar, el sistema gráfico de los números, que sirve únicamente para su lectura, de las normas que rigen verdaderamente el código matemático, el único que no da lugar a equívocos de interpretación; si bien estos puedan venir dados no por el valor de los conceptos que exponen, de carácter absoluto – entrar ahora en la Teoría de la Incertidumbre daría mucho para escribir aquí –, sino por la complejidad que pueden alcanzar el desarrollo de éstos. Ésta es otra particularidad de los números: su doble naturaleza. Si sumamos 2+2 el resultado será 4; aquí y en Singapur, o en Marte, o en Alpha Centauri; los números son absolutos. Y, sin embargo, su contenido es del todo abstracto – sin perder en ningún momento ni un ápice de su sentido – hasta que nosotros le aplicamos un significado concreto: dos manzanas, más dos manzanas, es igual a cuatro manzanas. Así pues, tenemos un código absoluto, sin ambigüedades, que, sin embargo, resulta poseer un grado de abstracción tal que puede expresar cualquier concepto; no en vano, ha sido entendido en multitud de ocasiones como un lenguaje universal. Y, no por casualidad, la estructura informática de nuestros ordenadores está construida sobre el lenguaje de los números, expresando el binomio “SI – NO” (1-0) en desarrollos colosales, para dar forma a la arquitectura de la información electrónica, tal y como la conocemos hoy en día.
La Pintura: expresión del Yo interior
Ortega vio la Pintura como un proceso mediante el cual el Ser Humano puede expresar su Yo íntimo, su verdadero interior. Por supuesto, dependiendo del grado de abstracción o de iconicidad que posee cada obra, y de la eficacia en su ejecución, así será el nivel de conexión con los receptores. En todo caso, el Arte expresa las Ideas de un artista; probablemente nunca sin cierta mediatización social, pero sí sin necesidad de la mediación e interferencia de un código externo y convencional, o incluso de una estructura simbólica.
A pesar de todo, esta expresión del interior del individuo nunca resulta concreta, sino todo lo contrario: una obra de arte suele poseer la capacidad para transmitir multitud de sensaciones y significados, aunque la mayoría de ellos no fueran planeados por el artista; por tanto, siempre resultará ambigua.
La Música: eficacia emotiva
Como en el caso de las Matemáticas, con la que está ligada estrechamente, no deberemos tomar la simple expresión gráfica – el Solfeo – como el código que rige la Música; la partitura y sus normas de lectura son una simple herramienta para los ejecutantes. La Música no se rige por código alguno y, a pesar de las posibilidades pictóricas que ofrece, estas se desarrollan siempre como estilizaciones de lo representado. En definitiva, la Música puede tomarse como puro Arte Abstracto. Y, mientras las galerías de arte moderno aparecen vacías de público, por la evidente falta de conexión con los conceptos que plantean desde hace tiempo los artistas, la Música ha penetrado, desde los principios de la Humanidad hasta Hoy, en el alma de cada individuo, transmitiéndole una variedad de emociones casi infinita; su eficacia a la hora de movilizar esas emociones no tiene comparación con ningún otro sistema simbólico. ¿Puede esto deberse a la diferencia de canal? Parece evidente que sí; aunque ni siquiera la palabra hablada resulta tan directa, debido al paso previo de la comprensión intelectual. Pero el sonido abstracto parece un medio para transmitir emociones tan o más potente, incluso, que la imagen fílmica. Aunque siempre hay niveles de desarrollo: la cultura occidental, donde se han mezclado ritmos y melodías principalmente europeos y africanos, ha impuesto universalmente su música, debido, sobre todo, a la eficacia emotiva de ésta. ¿Podría tomarse la preponderancia económica de Occidente como otro factor crucial? Naturalmente, pero no olvidemos que la música occidental ha sido, en sus diferentes estilos y desde hace bastante más de un siglo, una herramienta más de colonización cultural, y esto, sin duda, se debe al grado de refinamiento alcanzado.
(Continúa en el Capítulo 9: Identidad contra Yo)
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