Doble Agenda
- Por Javier González
- 1 jun 2015
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Uno de los principales problemas para la renovación tecnológica y procedimental de cualquier empresa suele ser la doble agenda de sus más altos directivos, cuando estos alcanzan cierta edad; me refiero a esa disyuntiva entre los intereses personales y los profesionales.
Cuando un alto directivo o un gerente ve cercana su jubilación, en ocasiones se vuelve conservador, arriesgando mucho menos; hasta el punto de convertirse en un lastre, pues la necesidad de cambios en el funcionamiento de la empresa que dirige surge de forma perentoria, impuesta por la constante evolución del entorno.
Pero nuestro amigo se resiste a correr el riesgo de terminar su carrera profesional con un error de bulto, y posterga las decisiones o incluso bloquea las diferentes iniciativas que se proponen para solventar lo que se hace tan evidente, por obsoleto.
Todos los componentes de una empresa, desde el CEO hasta el becario, son conscientes de que los cambios profundos en los métodos, en las herramientas o incluso en la naturaleza del propio negocio sólo puede aplicarse de arriba a abajo. Pobres todos ellos si no son conscientes.
Es por esto que, ante este bloqueo, resulte apremiante ejercer una labor de influencia sobre dicho directivo, si bien pueda darse el caso en que resulte necesario acudir a un asesor externo; todos conocemos a ese tipo de personas que confía más en lo que les dice “alguien de fuera” que en los consejos de los que le rodean.
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